¡Ésos vuelven siempre!
martilla el susurro

el trino, veloz
como son sus alas
en reverbero y
yo pregunto cuándo
se han ido y dónde
se salvan del hambre
o del frío, porque
volver, vuelven siempre,
agosto y sus flores
primeras reciben
al sediento de oro
y se multiplican
los panes y los peces,
en cambio a nosotros
quién nos habrá creado
voraces sacándole
a un niño el bocado
-colibrí enredado
en helado invierno-
y sin ser capaces
de ceder gentiles
la mano como hace
el invierno a nuestra
propia descendencia
-ni un halcón lo haría...-,
que nos guarde al menos
la certeza: esos
siempre vuelven, aunque
muy poco sabemos
cuidar cría ajena
y menos la nuestra
¡larga vida sea,
reverbero!
La rebelión al instante
Diana Bellesi
Colección Juan Gelman
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